Durante esos días, albenses y forasteros vibran con una tradición que se remonta al año 1614, fecha de la beatificación de Santa Teresa de Jesús.
El acto más relevante de las fiestas, declaradas de interés turístico regional, es la procesión que tiene lugar el día 14 -salida de clausura- y el 22, día de la Octava, cuando la Santa vuelve a entrar. Uno de los lugares emblemáticos es la plaza de las Madres que, totalmente abarrotada de público, se convierte en un escenario de emociones al paso de la imagen y la reliquia de su brazo.
El programa se complementa con otros actos, como la lectura continuada de la obra de Teresa. Además de verbenas, destaca el «toro de fuego», que recorre entre el ruido de petardos las calles de la localidad, animados por la alegría de peñas y visitantes.